viernes, 17 de diciembre de 2010

“Hay que saber gestionar lo que tenemos en común”

Medio: El Prat            
La revista El Prat, mensualidad de información local de El Prat de Llobregat, publica este mes una entrevista a Eduard Punset con motivo de su visita al municipio para dar una conferencia con la que se abrió el curso escolar 2010-2011.
Destacado:
“Hay que saber gestionar lo que tenemos en común dentro de la diversidad: las emociones”
En un aula, ahora, todo el mundo es diferente: la globalización nos ha traído la diversidad y esto se debe aprender a gestionar.
Descargar la entrevista en español
Descargar la entrevista en catalán
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lunes, 13 de diciembre de 2010

Un poco de risa




Una parodia de las páginas sociales llevadas a la vida real

domingo, 12 de diciembre de 2010

EDUCACIÓN Y T.I.C.

AQUI Josep Maria Esteve Gibert, Director del Instituto-Escuela ‘Jacint Verdaguer’ de Sant Sadurni d´Anoia, Barcelona, propone a partir del martes, 7 de diciembre de 2010, para la Zona de debate CITA un artículo titulado: ‘Para justificar un cambio de rol en la manera de educar a nuestros alumnos no hay otra manera que remitirnos a los cambios sociales habidos en los últimos años’,
dentro del foro dedicado a ‘Ordenadores en el aula’. Pueden participar y enviar sus reflexiones, preguntas y dudas al experto haciendo clic en el botón 'Tu comentario'.
El siguiente experto en participar será Alfonso Valdunciel Bustos, Profesor del Colegio Salesiano ‘San José’ de Salamanca. 14 a 21 de diciembre. 

domingo, 5 de diciembre de 2010

MI CANAL DE PODCAST.

http://www.ivoox.com/escuchar-asignatura-sociedad-del-conocimiento_nq_6348_1.html

Un cuento de Paulo Coelho sobre amistad


Un Hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados. Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales (a veces los muertos andan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva condición…) La carretera era muy larga y fueron colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos. En una curva del camino vieron un magnífico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro. El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo:

- Buenos días.
- Buenos días - Respondió el guardián
- ¿ Cómo se llama este lugar tan bonito?.
- Esto es el cielo.
- Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!
- Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. - Y el guardián señaló la fuente.
- Pero mi caballo y mi perro también tienen sed
- Lo siento mucho – Dijo el guardián – pero aquí no se permite la entrada a los animales.

El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber sólo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante. Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles... A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.

- Buenos días – dijo el caminante.

El hombre respondió con un gesto de la cabeza.

- Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo
- Hay una fuente entre aquellas rocas – dijo el hombre, indicando el lugar.
- Podéis beber toda el agua como queráis.

El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed. El caminante volvió atrás para dar gracias al hombre

- Podéis volver siempre que queráis – Le respondió éste.
- A propósito ¿Cómo se llama este lugar? – preguntó el hombre.
- CIELO.
- ¿El Cielo? Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo!
- Aquello no era el Cielo. Era el Infierno – contestó el guardián.

El caminante quedó perplejo.

- ¡Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡Esta información falsa debe provocar grandes confusiones! – advirtió el caminante.
- De ninguna manera! – increpó el hombre
- En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos…

Paulo Coelho

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